Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Con una maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran de una perfección pasmosa, como pinceladas magistrales en un tapiz https://donnafobw190914.techionblog.com/38733179/el-cabezazo-de-zidane-que-marcó-la-final-del-mundial